La película “Philadelphia” será recordada como la primera gran producción de Hollywood en abordar el tema del SIDA. Hasta entonces, ningún estudio se había atrevido a ello y fue Tristar Pictures quien tomó la iniciativa. Para ello, contrató a varios pesos pesados de la industria como el director Jonathan Demme, en su primer trabajo tras el éxito de “El silencio de los corderos” y a los actores Denzel Washington y Tom Hanks, quien ofrece en esta película una portentosa actuación que le valió el primero de sus dos Oscars.
Una escena clave
Una de los momentos más recordados del film es el que toma el aria “La mamma morta” como vehículo para expresar las emociones del protagonista. En ella, Andy Beckett, el personaje de Tom Hanks y Joe Miller, el de Denzel Washington, están preparando la próxima vista del juicio cuando Andy cambia completamente de tercio y se centra en la música que suena de fondo.
Ese momento se inicia con un plano contra plano que marca las diferencias entre ambos. Inmediatamente, la cámara sigue a Andy enfocándolo desde arriba, en un contrapicado algo irregular, mientras comienza a detallar lo que en la música se cuenta. Es una historia llena de dolor y sufrimiento, que va cambiando hacia la esperanza y el amor. El torpe balanceo de Andy, el movimiento de la cámara y el cambio de la luz hacia un intenso rojo, crea un momento casi hipnótico en el espectador. Andy hace suyo el pesar del personaje operístico pero, a la vez, se aferra al deseo de esperanza y amor que el texto expresa.
Mientras, el abogado, que al principio se muestra incómodo por la situación, se va viendo atrapado por lo que observa. Sin hablar, sólo con un progresivo acercamiento de la cámara y un efectivo juego de luces, el rostro de Miller termina reflejando una profunda emoción.
Es el instante en el que descubre la humanidad de la persona a la que está defendiendo y supera los prejuicios que sobre él tenía.
Cuando el aria concluye, el espacio vuelve a la normalidad. Pero algo en ambos personajes ha cambiado definitivamente.