Lady Halcón es una película de 1985 dirigida por Richard Donner y protagonizada por Matthew Broderick, Rutger Hauer y Michelle Pfeiffer (¿se puede estar más guapa que ella en esta cinta?).
El filme cuenta la historia de Navarre e Isabeu, una pareja de jóvenes que mantiene su romance en secreto hasta que el Obispo de Aquila los descubre, quien cegado por los celos decide maldecir a los amantes. Así, ella será un halcón durante el día y él un lobo por la noche.
Esta maldición los condena a vivir siempre juntos pero eternamente separados. Y no hay mejor muestra de esta frase y de la arrebatadora historia de amor que viven los protagonistas de Lady Halcón que la escena que os traemos hoy. Una escena, en la que por unos breves instantes, Isabeu y Navarre pueden verse en su forma humana y en la que podemos sentir el amor que sienten el uno por el otro y la impotencia que los embarga.
No es fácil explicar por qué, después de tantos años (llegó a mi vida a finales de los 80), sigo enamorada de esta película. Pero lo cierto es, que cada vez que la veo, vuelvo a ser la niña que miraba embelesada la pantalla la primera vez que la veía.
Tampoco es fácil explicar por qué no puedo evitar verla una y otra vez. Pero lo cierto es que me quedo pegada al sillón siempre que la emiten en la tele.
Y resulta difícil de explicar por qué me sigo emocionando con esta escena, aún cuando sé qué va a pasar. Pero lo cierto es que siempre se me ponen los pelos de punta y deseo que por una vez, sólo por una vez, sus manos lleguen a rozarse; y que me duele casi tanto como a ellos el que eso no suceda.
Espero que esta película y esta escena en concreto, provoquen en vosotros las mismas sensaciones, porque la magia del cine no es más que eso, que consigue emocionarnos y removernos por dentro, una y otra vez.