El último largometraje del estudio japonés Ghibli. Pesada carga para la segunda película como director de Hiromasa Yonebayashi («Arietty y el mundo de los diminutos«), que además verá como su trabajo se compara con los de Miyazaki y Takahata.
Si comparamos este filme con otras obras del estudio, ésta no será tan fantasiosa como «El viaje de Chihiro«, tan dramática como «La tumba de las luciérnagas«, ni tan poética como «El cuento de la princesa Kaguya«. Sin embargo, si evitamos la tentación de caer en la comparación, podremos disfrutar de «El recuerdo de Marnie«, como la más que decente película de animación que es.
La película está basada en una novela de Joan G. Robinson y nos cuenta la historia de Anna, una chica de 12 años con asma, a la que sus padres adoptivos deciden enviar con unos familiares al campo, con la esperanza de que mejore de su afección. Será allí donde conozca a Marnie, con la que pronto entablará amistad, y que esconde un secreto. El cual descubriremos al mismo tiempo que Anna.
No parece sencillo tratar un tema como el de la depresión infantil y, en este caso, el director lo hace sin caer en la sensiblería, aún cuando transita por caminos ya vistos en el cine. Y lo hace además con ciertas dosis de emotividad, que tendrán su auge en el tramo final de la cinta.
Pero donde encontramos el punto fuerte de la película es en la animación, clásica, como es habitual en el estudio japonés, con un espléndido dibujo que retrata a la perfección los paisajes en los que transcurre la historia, y con un tratamiento del color maravilloso. Un color, en el que en esta ocasión predominan los verdes, siempre presentes en el metraje; tal vez para remarcar que estamos en un entorno rural, tal vez para rodear de cierta esperanza a nuestras protagonistas, Anna y Marnie.
El único «pero» que quizás podamos ponerle a la película sea el ritmo de la película. Bastante sosegado durante gran parte del metraje, lo que no me disgustaría, si no fuese porque al final, éste toma velocidad y concentra mucha de la carga dramática en esta parte de la película, lo que puede dejarnos con la sensación de que podría haber sido mucho más de lo que es.
En definitiva, «El recuerdo de Marnie» es una digna despedida para uno de los mejores estudios de animación de los últimos años. Aunque algunos tenemos la esperanza de que éste no sea el último adiós, sino un hasta luego.