Tras el fallido estreno de su primera entrega, Capitán América: El Primer Vengador (Joe Johnston, 2011), y el bombazo que supuso Los Vengadores (Joss Whedon, 2012), Marvel ha aprendido que si quiere seguir en lo más alto, tiene que lanzar productos más o menos de calidad a sus espectadores; dos películas al año que sirvan para pasar el rato y eso sí, que arrasen en taquilla.
Y Capitán América: El Soldado de Invierno (Anthony y Joe Russo, 2014) no fue una excepción. Película entretenida con el único objetivo de hacer pasar el rato y rellenar el MCU hasta el estreno de Vengadores: La Era de Ultrón (Joss Whedon, 2015). Tocaba subir el listón, aunque lo tenían bastante fácil.
Fórmula Original ¿o no tanto?
Si algo alegan los más acérrimos al filme, es que este es de los más “originales”, y digo originales entre comillas porque la verdad, no veo que lo sea. Si bien la película juega con una mezcla de acción efectiva sin frenesí y el nuevo elemento de cine de espías, no parece que renueve demasiado el género como tal. Si de algo se caracteriza Disney, es que no le gusta arriesgarse demasiado.
Un guión no demasiado complicado (ni falta que hacía) hace que la propuesta sea digerible en sus dos horas de trayecto a un final previsible pero no menos aceptable. Y precisamente su gran giro de tuerca en la trama es bastante efectivo, todo hay que decirlo. Aunque una vez pasada la sorpresa, vas dándole vueltas para averiguar finalmente que no tiene mucho sentido. Vaya.
Pero dejando a un lado el ser quisquilloso, el filme divierte como el que más y te regala dos horas de pirotecnia bien llevada por su pareja de directores (los cuales por cierto están a cargo de su siguiente entrega, Civil War), que dentro del cine de acción es algo que se agradece.
El Capi ha vuelto
Nuevos personajes se han introducido en esta película, tales como Falcon, la Agente 13 o el villano Crossbones, que repetirá en la Guerra Civil. Y por supuesto, el hombre que le da título a la cinta: el Soldado de Invierno. Si bien se ha mantenido la esencia del protagonista Steve Rogers y se ha profundizado un poco más (casi nada, la verdad) en el hecho de que esté en un mundo totalmente desconocido para él, el espíritu de Marvel sigue ahí, por mucha “originalidad” que se atribuya al proyecto.
Pero un punto flojo de la cinta son estos mismos personajes, y es que su evolución del principio al final de la cinta es casi nula. Apenas hay algún tipo de cambio en su historia, y desde mi punto de vista no han sido tratados tan bien como se merecen.
Para encarnar a estos personajes, el señor Chris Evans sigue siendo igual de soso que siempre; Sebastian Stan está pasable como Soldado de Invierno (a ver qué nos ofrece en Civil War) y Scarlett Johansson tampoco es que salga de su zona de confort para cobrar el cheque. El resto: Samuel L. Jackson no llega a sobresalir tanto como esperaba, al igual que un Robert Redford desganado y con falta de carisma, como casi todos los villanos del MCU. A destacar también un enorme cameo por parte de Stan Lee, sorprendentemente divertido.
En resumen, ya conocemos el juego, pero nos sigue gustando igual.
LO MEJOR:
Acción sin frenesí, risas, entretenimiento y dos horas de disfrute sin pensar mucho.
LO PEOR:
Un guión muy flojito, interpretaciones mediocres y prácticamente nada nuevo que ofrecer.